Rafael Talens se nos ha ido para siempre pero nos queda su música para la eternidad.
El hijo de “Mare Visanteta” supo plasmar en la partitura algo más que notas y melodías. Hay en su música un halo de ternura, melancolía y sobre todo GENIALIDAD, atributos que hoy en día, en estos tiempos donde los compositores del “encore” triunfan “pegando” notas, como los albañiles pegan ladrillos, en estos tiempos donde el dodecafonismo corta orejas y sale por la puerta grande, en estos tiempos, en definitiva, de tribulaciones y aberraciones anti-musicales, D. Rafael supo plasmar su arte, su sabiduría, su exquisita forma de componer y como buen valenciano que era elevar aun mas si cabe la tradición bandística y el buen hacer musical da las bellas tierras levantinas. Tuve ocasión de verlo dirigir la Municipal de Valencia en un mas que merecido homenaje que dicha Institución le ofrecía en un concierto en el cual la segunda parte estuvo dedicada a su música, y tuve el placer de llorar a los acordes de “Mare Visanteta” porque esta sublime obra a todos nos trae al recuerdo de la pasada niñez, del amor materno, un canto de melancolía y nostalgia que el inmortal Maestro nos dejó como parte de su inmortal legado musical.
Descanse en paz y mi más sincero homenaje a uno de los pocos genios musicales que sobrevivieron al siglo XXI.
José Molina Comino
