- Ciego y autista, este pianista puede tocar cualquier pieza tras escucharla una sola vez.
- El británico actúa este viernes en Madrid, donde también impartirá un taller.
Derek Paravicini no puede distinguir la derecha de la izquierda, pero es capaz de tocar en su piano cualquier pieza musical después de escucharla una sola vez. Tiene lo que se conoce como oído absoluto y una prodigiosa capacidad musical que se relaciona con el 'savantismo' (o síndrome del sabio), que se da en algunas personas con algún grado de minusvalía. Este viernes visita España, invitado por la Fundación Orange, donde impartirá un taller y dará un concierto (con todas las entradas agotadas) que se podrá seguir en streaming.
Derek nació el 26 de junio de 1979, casi cuatro meses antes de lo previsto, en el seno de una conocida familia: es biznieto del escritor Somerset Maugham y su tío fue el primer marido de Camilla Parker Bowles. Sobrevió, pero salió de la unidad de neonatos ciego y con problemas de aprendizaje. Además, se le detectó autismo.
Cuando tenía cinco años, el profesor de música Adam Ockelford se topó con él. Las tremendas dificultades que tenía Derek para comunicarse se derrumbaron cuando empezó a tocar el piano. "Para Derek, la música es su lenguaje. No es muy bueno con las palabras, pero cuando toca, es como un poeta, puede decir y hacer lo que quiera", explica Ockelford desde el Reino Unido.
"Al principio", recuerda su profesor, "pensaba que el piano era sólo para él, no para nadie más, y me solía echar. Pero gradualmente empezó a entender que a través de la música podía relacionarse con otras personas".
"En cierto modo, la música es más fácil de entender por el cerebro, porque se basa en patrones de las mismas notas que se repiten", explica Ockelford. "En cambio, cuando uno dice la palabra 'sí' puede querer decir 'sí' o puede querer decir 'no', si trata de ser irónico. La música no admite el sarcasmo ni las construcciones metafóricas, y por eso es un medio de expresión tan importante para gente como Derek".
A pesar de sus problemas para relacionarse con el entorno, ha llegado a entender el profundo impacto que puede tener su música en la gente que la escucha. "La primera vez que lo noté", indica Adam, "fue cuando Derek tenía 10 años. Después de un concierto, fue consciente de que los aplausos de la gente iban dirigidos hacia él y comenzó a temblar de emoción".
Su mentor dice que prefiere «el jazz y las músicas populares, porque le encanta improvisar y teñir cada pieza con su personalidad. Y critica un estereotipo, asociado a él, el del "iPod humano". Para Ockelford, esta imagen es errónea, pues "parece como si sólo fuese capaz de imitar música de un modo en absoluto creativo. Cuando aprietas el botón del iPod siempre escuchas lo mismo , pero cuando aprietas el botón de Derek, siempre produce algo distinto. Y, además, adaptándose a las circunstancias. Así, si toca una pieza para un amigo, lo hará como él cree que le gustaría escucharla".
Noticia extraída de elmundo.es